El Salado [The Salted] Massacre
El Salado [The Salted] Massacre                                

El espectáculo de horror. Una vez reunida la población en el parque principal, los paramilitares separaron a las mujeres, los hombres y los niños. Las primeras concentradas en las escaleras de la entrada de la Iglesia, los hombres ubicados en un costado de la cancha de micro-fútbol frente a ellas, y las mujeres con niños fueron encerradas en la casa de Margoth Fernández Ochoa, ubicada frente a la citada cancha. Algunos grupos de hombres y mujeres fueron ubicados en diferentes puntos dentro de este parque; y entre el grupo de las mujeres seleccionaron a algunas que fueron obligadas a cocinarles durante los dos días en que permanecieron en el pueblo. Después de eso, el grupo de “Amaury”, apoyado por “El Tigre”, comenzó la orgía de sangre. La primera victima seleccionada fue un hombre, Eduardo Novoa Alvis, que fue llevado a la cancha. 

En la cancha nos dijeron: “... Los hombres aun lado y las mujeres a un lado” y nos tiraron boca abajo ahí, de ahí enseguida apartaron a un muchacho, le dijeron “usted se queda aquí con nosotros porque usted se nos escapó de Zambrano, pero de ésta no se nos va a escapar” le decían ellos. A él fue el primero que mataron en la cancha. Le pusieron una bolsa en la cabeza y le mocharon una oreja primero, y después esto se lo pelaron con espino, lo acostaron y le ponían la bolsa en la cabeza, él gritaba que no lo mataran, que no lo mataran, le pegaban por la barriga, patadas, puños, por la cara, toda la cara se la partieron primero, y nos decían “miren para que aprendan, para que vean lo que les va a pasar a ustedes, así que empiecen a hablar”, decían ellos. Entonces nosotros le decíamos “qué vamos a hablar si nosotros no sabemos nada”. Ya después que lo tiraron en la cancha si lo mataron, le dispararon […] A él le cortaron sólo una oreja, él lloraba y gritaba, fue el primero que mataron ahí […]. Él se demoró en morir, esa agonía de la muerte es horrible, ver como se queja una persona.."

  

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La Masacre de El Salado - Centro Nacional de Memoria Histórica 

 

 

 


 

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© Harold Mantilla